domingo, 24 de octubre de 2010

Programa Nº28: PADRE MUGICA

Carlos Francisco Sergio Mugica nació el 7 de octubre del año 1930 en un barrio de Buenos Aires y proviene de una familia conservadora y de alto nivel adquisitivo. Su padre fue fundador del Partido Conservador y Ministro de Relaciones exteriores del Gobierno de Arturo Frondizi en 1961.

Mugica fue un verdadero ejemplo de lucha por la igualdad y un ferviente defensor de los sectores más postergados de la sociedad.

Fue integrante del Movimiento de Sacerdotes por el Tercer Mundo y realizó innumerables labores sociales en la villa 31 desde la Iglesia Santa Rosa de Lima.

“Los únicos que han cambiado el mundo han sido los idealistas, el más grande de los idealistas a sido Jesucristo”, aseguraba el padre Mugica o el cura villero, como le gustaba que lo llamasen.

Su compromiso con los pobres lo llevó a vincularse con la militancia social activa desde los ideales del Che Guevara y la teoría marxista-leninista que defendía sin miedo a represalias.

En la década del 60, el Cura Villero era asesor espiritual de la Juventud Estudiantil Católica del Colegio Nacional de Buenos Aires. Esta agrupación tomó fuerza cuando se integraron Carlos Gustavo Ramus y Mario Eduardo Filminich convirtiéndose en la primera célula del grupo armado Montoneros.


“Nuestro pueblo humilde y pobre es el que padece temiblemente la violencia. La violencia de no encontrar trabajo, la violencia de no saber que le va a dar de comer al día siguiente. Lo que yo pienso es que un pueblo es profundamente pacifico mientras tiene paciencia, y la paciencia tiene un limite”.

Mugica, muy vinculado a los ideales de Montoneros pero ajeno a sus métodos violentos, decidió distanciarse y manifestó muchas críticas a la agrupación. . Fiel a su concepción evangélica, jamás apoyó la lucha armada y siempre sostuvo arduas discusiones sobre ese punto con los jóvenes que orientaba.

Ya en los 70, el Padre Mugica denunció públicamente: “Como dice la Biblia, hay que dejar las armas para empuñar los arados”.

Debido a su "opción por los pobres", concretada en una activa militancia social y por su independencia partidaria recibió críticas de todos los sectores, varias amenazas de muerte y diversos ataques e intentos de matarlo.

El 11 de mayo de 1974 fue asesinado cuando se disponía a subir a su automóvil estacionado en la puerta de la iglesia de San Francisco Solano en el barrio porteño de Villa Luro.

Muchos señalaron a Montoneros como los asesinos, sin embargo los testigos aseguraron que el que disparó era un hombre con bigotes achinados. Este hombre fue reconocido por la prensa como Rodolfo Eduardo Almirón, jefe de la nefasta Alianza Anticomunista Argentina, la “Triple A” de López Rega.

Minutos antes de morir, el padre Mugica exclamó a una enfermera: “Ahora más que nunca tenemos que estar junto al pueblo”.

Hoy, los restos del padre Mugica descansan en la capilla Cristo Obrero de la Villa 31, que extraoficialmente lleva su nombre. Todos allí lo recordarán siempre como “el santo Villero”

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